Cuando cambié mi vida completamente vestida por una vida naturista hace unos años, las epifanías llegaron rápidas y constantes. Las tres principales fueron que cocinar se convirtió en una actividad peligrosamente precaria debido al calor y al aceite que salpica; la desnudez no va con los zapatos; y que, si el estilo de vida se mantenía, nunca más tendría que lavar la ropa.
Pero los informes de Alemania de que la comunidad naturista ha disminuido casi a la mitad en los últimos 25 años debido a (entre otras cosas) el creciente temor al cáncer de piel y la imagen corporal, según la Asociación Alemana de Nudismo (DFK), me hicieron reconsiderar mis experiencias. Sí, los naturistas ahorraban mucho dinero en detergente, pero ¿cuánto estaban gastando en protector solar SPF 50?
Durante mi primera incursión en